El 21 de junio de 2021, el Sol ingresó a la constelación de Cáncer.
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Llegamos al momento del zodíaco en que el movimiento se estabiliza, se encierra en sí mismo y se establece una identidad. Este encierro sobre sí, genera una interioridad cálida, un hogar de contención y nutrición.
Esta energía, para generar interioridad de calor, necesariamente debe separar el adentro del afuera; dejar afuera lo que no forma parte de esta identidad, y quedarse con todo lo que sí.
Cáncer es el cangrejo. Duro por fuera, marcando ese límite con lo que es externo y no dejando entrar lo desconocido y diferente; y blando por dentro, con una emocionalidad interna muy grande y un profundo don de contener, dar calor y nutrir.
Esta energía, para generar interioridad de calor, necesariamente debe separar el adentro del afuera
La energía canceriana que le da un peso muy grande a la tradición, a los valores de la familia y de la cultura, al pasado; es decir, a todo lo que reafirme la propia identidad.
Es un signo de agua e inaugura este elemento en la rueda zodiacal. El elemento agua se vincula con el inconsciente, con la carga afectiva, con la emocionalidad y la sensibilidad.
Todo lo que sea desconocido, no familiar o diferente, va a ser razón para tener miedo a abrirse a ello. Vamos a ver a personas Cáncer a quienes les cuesta conocer personas nuevas, o quienes siempre vuelven a vínculos del pasado (siempre y cuando no haya energías de apertura y sociabilidad como Géminis en una posición fuerte de su carta natal).
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