La meditación del amor altruista es una antigua práctica mediante la cual empezamos dirigiendo, de manera directa y consciente, la intención de nuestro corazón hacia nosotros, luego hacia nuestros seres queridos y finalmente la expandimos hacia todos los seres del mundo.
En cierta ocasión, Mahatma Gandhi dijo:
¨Creo en la unidad esencial de todos los seres y entiendo profundamente por ello que, si una persona avanza espiritualmente, el mundo entero progresa. Y si fracasa una persona, también lo hace, del mismo modo, la totalidad del mundo.¨
Desear, pues, el bien en los demás o enviarles oraciones y pensamientos de amor no es una actividad humana rutinaria o automática, sino una práctica basada en el efecto que nuestros pensamientos, sentimientos y acciones tienen sobre el mundo que nos rodea.
La práctica regular de esta meditación te permitirá desarrollar y cultivar de manera gradual un sentimiento y comprensión más fuerte, puro y elevado de amor, compasión y unidad; y lo mejor de todo es que puedes practicarla en cualquier momento y lugar donde te encuentres.
Desear, pues, el bien en los demás o enviarles oraciones y pensamientos de amor no es una actividad humana rutinaria
Puedes comenzar, por ejemplo, mientras caminas por la calle o viajas en el tren o autobús, diciendo mentalmente: ¨Que esta persona sea feliz y llena de amor¨ o frases similares, simplemente lo que salga de tu corazón. Muy pronto podrás experimentar lo mismo con todos los seres con los que te cruces en el día, transeúntes, compañeros de trabajo, vecinos, familiares, amigos, mascotas, etc.
Para una experiencia más profunda de meditación aquí incluimos una que puedes hacer buscando un sitio en el que estés cómodo y puedas disponer de unos diez minutos aproximadamente, puedes realizarla al despertar, volver del trabajo, mientras te duchas, estas en la tina (baño de inmersión) o en el trayecto de un viaje (si no conduces). Si es de tu agrado también puedes complementar con alguna música suave, incienso o vela aromática:
Siéntate cómodamente, cierra tus párpados y deja que tu cuerpo y tu respiración se relajen, para esto realiza los movimientos y respiraciones profundas necesarias, dirige tu atención en ir relajando cada parte de tu cuerpo, liberando las tensiones en los músculos de tus hombros, cuello, espalda, relajar la mandíbula, las facciones de tu rostro, etc hasta relajar las puntas de tus pies. Si aparecen pensamientos o sentimientos distractores no los reprimas, solo déjalos pasar.
Ahora concéntrate en tu respiración visualizando con cada inhalación como el centro de tu pecho, donde se encuentra el chakra cardíaco o del corazón, se ilumina y expande más y más, formando una esfera de luz brillante y al exhalar esa energía se distribuye por todo tu cuerpo. Repite varias veces hasta percibir todo tu cuerpo lleno de luz.
Esa luz te llena de amor, compasión, paz y alegría porque viene desde el fondo de tu corazón; es pura, cálida y abarca todo tu ser, tu aura, tus problemas y padecimientos. Esa luz es el Poder Interior que siquiera sabias que existía, siempre estuvo a tu disposición y ahora te re conectas con ella.
Siente como si la respiración entrase y saliera de tu corazón a la vez que la esfera de luz en tu pecho brilla cada vez más extendiendo rayos de luz hacia afuera. Piensa en los seres que amas y visualiza estos rayos de luz llegar a ellos iluminándolos, envíale frases o deseos positivos e imagina cómo la luz propia de cada uno de ellos se expande más y más, conectándose entre sí como una red de luz y amor entre los seres.
Trata de expandir todavía más tu corazón llenando el lugar donde te encuentras de luz y amor y expandirse en todas direcciones hasta abarcar tu vecindario, ciudad, país y finalmente el mundo entero hasta en los rincones más oscuros y recónditos. Imagina que abrazas el planeta con todos sus océanos y diversidad de seres, como plantas y animales, con tus brazos y corazón. Ahora todo el planeta se encuentra cubierto por esa luz brillante de unicidad y amor.
Permite, por último, que todos los seres: los recién nacidos, los que disfrutan, los que se debaten en medio de la aflicción, los que mueren y los que se hayan en cualquier estado intermedio, se vean tocados, abiertos y sanados por la fuerza del amor y la compasión. Disfruta de esta conexión el tiempo que gustes y agradece.
A medida que practiques estos ejercicios notarás sus beneficios, recuerda ¨nadie puede dar aquello de lo cual carece¨ advierte un sabio dicho, entonces cultivemos sentimientos de amor, merecimiento, compasión, respeto, empatía, solidaridad, entre otros, porque no sólo nos ayuda a estar bien con nosotros mismos, sino también con nuestro entorno. Y la mejor manera de hacerlo es con el ejemplo, llevándolo a la acción. Contagiemos buenas acciones, risas, buenos deseos, a veces tan solo una sonrisa puede cambiar el semblante de una persona.
Hoy te invito a cultivar y expandir el amor altruista.
Que tengas un maravilloso día.
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