“Conocerte a ti mismo es el primer paso hacia la sabiduría” (Aristóteles).
Si algo he aprendido en estos tiempos donde la vida ha caído en el poder del miedo, la incertidumbre y el confinamiento, ha sido observarme a mí misma.
Llegado el momento en el que no he podido rodearme de las compañías que solía frecuentar y tras la consiguiente desesperación que ocasiona la falta de socialización, comencé un proceso de introspección.
En este proceso, descubrí con muchísimo asombro que realmente soy una total desconocida para mí misma y, por este motivo, carecía de las herramientas necesarias para afrontar situaciones extraordinarias y diferentes a las que mi rutina había ido marcando a lo largo de mi vida.
Se acabó la zona de confort en la que estaba establecida cómodamente y un gran interrogante se empezó a posar en lo alto de mi cabeza…y ahora…¿qué?
La ansiedad por no saber vivir a solas conmigo misma fue creciendo de forma insoportable y me vi subiendo una empinada cuesta arriba en la que los días y las noches comenzaron a parecer una espiral sin fin.
Comencé a ser consciente de que no sabía actuar ni tomar decisiones, lo que me provocó una auténtica parálisis de actividad física y mental.
Hasta que un día me encontré frente a un espejo…despeinada y ojerosa…¿quién eres?, ¿Qué estás haciendo? ¿Qué vas a hacer?...Cada interrogante pesaba como una losa de hormigón sobre mi cabeza.
Así paré el tren de mis días sin sentido y sin capacidad de acción donde dominaba el miedo.
Decidí trabajar en mi propio conocimiento. Necesitaba crecer personalmente y así potenciar mi desarrollo personal para generar una visión más amplia, tolerante y positiva de la realidad, de lo que me rodea.
Necesitaba crecer personalmente y así potenciar mi desarrollo personal
El DESARROLLO PERSONAL debe ir acompañado de una visión positiva de la realidad. Como seres libres, las personas necesitamos ver las cosas con distintos puntos de vista que nos harán ser capaces de tomar decisiones y no estar paralizados presos del miedo.
El primer paso para crecer personalmente es trabajar en uno mismo. La vía por la que comencé fue el AUTOCONOCIMIENTO, cuyo elemento clave es la capacidad de INTROSPECCIÓN: escucharnos, sentirnos, dejar que nuestra alma sea nuestra guía mientras nos amamos a nosotros mismos.
La introspección abre nuevas vías de comunicación con nuestro inconsciente y nuestro mundo interior.
A través de la práctica introspectiva haremos necesarios esos momentos sagrados donde la resolución de nuestros días será efectiva de forma creativa alimentando nuestro espíritu y desarrollando nuestra persona.
“Lo que se cruza en nuestro camino, es el camino” (Marco Aurelio).
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